Notas de viaje (15)


Majestuosos truenos descendieron de los cielos, como trompetas negras, himnos de los ejércitos de tinieblas [...]

Sobre nosotros, la tormenta avanzaba en su curso implacable, como emperadora de los cielos; y a medida que seguiamos nuestra marcha poco a poco sus ecos oscuros comenzaron a quedar atrás.
Recuerdo que por largo tiempo nuestros ojos se mantuvieron cerrados, nuestros puños siguieron apretados, y nuestros sentidos se conservaron en alerta, porque aún en la bruma de lo que parecía ser calma escuchábamos sus ecos distantes.


Ahora provenían de lejos. Sucedían esporádicamente. Y aún así llegaban y nos lastimaban.


(Notas de Tripulante)