Notas de Viaje (8)


Quizás sea esta extraña pero intensa sensación de soledad que ocurre cuando 300,000 años luz de distancia se resbalan de los párpados en un abrir y cerrar de los ojos. Quisiera poder decir que me mantuve sólido durante el viaje, pero sé que nunca pude mantenerme sólido en estos viajes: hay demasiadas inestabilidades que el viajero de distancias simplemente no entendería.

El tiempo es sólo una sensación. Un estupor en la piel que acelera el paso de lo que llamamos vida. Los paisajes son un regalo visual, al igual que los rostros de nuestros seres queridos, cuando en verdad nada de esto está realmente ocurriendo. Volví aquí sólo porque necesitaba reinventarme, cuando me encontré a mí mismo pensándome en este mismo lugar, en esta misma ventana de este incoherente mapa de coordenadas cuyo rastro me es imposible seguir. En este estado y a esta altura, ya dudo que pueda retomar la ruta a mi hogar.
Estoy de regreso, y este lugar me es conocido y me conoce. Es el mismo escenario, solamente que ahora mi estado es líquido y me filtro con facilidad.

El próximo amanecer inevitablemente me consumirá.

(Notas de Tripulante)